La patronal de los distribuidores de GLP ha advertido a la Administración de que el suministro de butano empezará a fallar si el Ministerio de Industria no acomete una reestructuración del sector.

La pérdida de competitividad ha disparado los niveles de precariedad en el sector y la actitud del ministerio está agotando la paciencia de las agencias. Las que aún sobreviven encuentran cada vez más dificultades para encontrar trabajadores dispuestos a repartir bombonas a cambio de varios salarios.

Desde que el PP abrió la competencia a la comercialización de bombonas, que monopolizaba Repsol YPF, la situación del sector solo ha empeorado. El problema es que la estrechez de márgenes unida al potencial logístico de la petrolera han impedido el avance de sus rivales. Así, en el 2005, Repsol comercializó el 78% de los 1,45 millones de toneladas consumidas. Según la estadística de la CNE, en el 2005 vendían el 95% de las botellas.

En el 2005 el entonces secretario de energía Antonio Joaquín Fernández Segura, aceptó crear un fondo para promover la reestructuración del sector y cerrar en condiciones no traumáticas las agencias más débiles, pero la propuesta se encontró con el rechazo de la la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

De las cuatro compañías que penetraron en el mercado de las bombonas de butano desde la liberalización --Cepsa, Dipsa, Galp y Atlas--, Cepsa es la que cuanta con una mayor cuota de mercado, y aún así no alcanza el 15%.

Los distribuidores celebrarán una asamblea en enero para organizar acciones de protesta, la primera una concentración en Madrid.