La transformación de tierras de secano en regadío no sólo supone un incremento en la productividad de la explotación desde el punto de vista agrícola y de generación de riqueza sino que además tiene otra ventaja sustancial. Se trata de la revalorización en el mercado que supone el hecho de una parcela sea regable. Es muy difícil establecer un precio medio para una hectárea de regadío, pues las cifras varían mucho en función de las zonas de Extremadura de que se traten. José Cruz, secretario de Agricultura de la Unión de Pequeños Agricultores-Unión de Campesinos Extremeños (UPA-UCE), asegura que el precio en Extremadura de una hectárea de regadío puede oscilar entre los 6.000 y los 36.000 euros que se pueden llegar a pagar.

Lo que sí está claro, explican desde la organización agraria, es que la entrada en regadío de una superficie supone su inmediata revalorización. Se han dado casos recientes de que una hectárea de secano ha pasado de tener un precio de mercado de poco más de 1.200 euros a los 12.000 aproximadamente, lo que supone un incremento de casi diez veces su valor en poco tiempo. "El agua siempre ha sido sinónimo de riqueza", explica Cruz, ya que aporta diversidad de cultivos a la explotación y libra a ésta de quedar a expensas de la irregularidad de las precipitaciones.

El mayor precio

Las zonas de Extremadura donde las tierras de regadío tienen un mayor precio en el mercado son las vegas del Tiétar y las del Guadiana, principalmente, aunque en general todas las parcelas que están más próximas a los ríos. En el sector existe el convencimiento de que en los últimos años capital procedente de otras actividades ha llegado a la actividad agraria, lo que ha ejercido una presión al alza de los precios de las tierras. Aunque recientemente este proceso parece haberse ralentizado o al menos ha pasado el boom comprador que sí hubo en épocas pasadas, no se ha producido un descenso de los precios sino que éstos han seguido subiendo, si bien a un menor ritmo. En cualquier caso, según explica Cruz, no sale mucha tierra al mercado a no ser que el agricultor propietario tenga mucha necesidad de enajenar su explotación.

Al margen de las actuaciones en las infraestructuras de regadío por parte de la Administración, los propios agricultores han llevado a cabo un importante proceso de modernización de sus explotaciones, fundamentalmente en lo que se refiere a la instalación de sistemas de goteo. Esto ha supuesto incrementar de una manera notable el rendimiento de las explotaciones. Un ejemplo claro de esta situación es el tomate de industria, sector en el que hace no muchos años la producción media por hectárea rondaba los 50.000 kilos y ahora es normal una cosecha de 70.000. El riego por goteo permite, no sólo un ahorro sustancial de agua, sino administrar a la planta de forma óptima abono y otros nutrientes necesarios para su crecimiento en perfectas condiciones.