José Luis Rodríguez Zapatero adaptó hace un año su Gabinete a las líneas que juzgaba prioritarias. La innovación, la igualdad y el medio ambiente eran las metas, mientras la crisis económica aún era solo, en su boca, una fuerte desaceleración. Pero el alud de datos negativos se llevó por delante los planes del presidente, quien se refugió en una cascada de medidas fiscales y un voluntarioso optimismo por superar cuanto antes la situación. El resto de frentes, en especial el autonómico, ha quedado desatendido, y las consecuencias de ello las sufre cada semana el PSOE en las Cortes.

ECONOMÍA EN CAÍDA

Pesimismo frente a optimismo de voluntad

La realidad económica golpeó con virulencia al Gobierno cuando Zapatero se decidió a pronunciar la palabra crisis. Pronto se vio que los 400 euros que se ahorraron trabajadores y autónomos la segunda mitad del 2008, promesa electoral estrella del presidente, eran escaso oxígeno. En un año, España tiene 1.300.000 parados más (3.605.402 en total) y las ventas y alquileres de inmuebles y vehículos han caído en picado.

A un primer periodo de dudas y optimismo --Zapatero presumió en septiembre en EEUU de tener el mejor sistema financiero-- le siguieron reuniones al más alto nivel con líderes sindicales, empresarios y barones de la banca. El presidente culpaba al ladrillo e intentaba reabrir el grifo del crédito, mientras el Estado entraba en recesión. Sus mensajes esperanzadores, lejos de la ortodoxia de un agotado Pedro Solbes, se derrumbaron con la intervención de Caja Castilla La Mancha. AGRAVIOS AUTONÓMICOS

La lista de espera afecta al Parlamento

El frente territorial ha empezado a causarle serios problemas a Zapatero, hasta el punto de perder en un año todos los apoyos parlamentarios que tenía al comenzar la legislatura. Al rechazo de la izquierda catalana porque la financiación sigue empantanada ocho meses después de vencidos los plazos estatutarios, hay que añadir el de CiU, aún escocida por la traición de Zapatero, que habría permitido la reedición del tripartito.

Los traspasos del Estatut llegan a Cataluña con cuentagotas y, para colmo, sobre la propia Carta autonómica planea la sombra de una sentencia del Constitucional. Al BNG ya no le interesa el PSOE ahora que ya no gobiernan juntos Galicia y el PNV no le perdona que le vaya a arrebatar el poder en Euskadi con los votos del PP. Y los populares no dudan en flirtear con una moción de censura.FALLOS DENTRO Y FUERA

Rebelión de las togas y salida de Kosovo

El mayor quebradero de cabeza del año para el Gobierno se lo ha dado la justicia. La huelga de togas en febrero colaboró a la primera dimisión de la legislatura, la de Mariano Fernández Bermejo. Pero su puntilla fue una foto. Su cacería con Baltasar Garzón, en plena instrucción del magistrado sobre el caso Gürtel contra una trama corrupta vinculada al PP, forzó a Zapatero a prescindir de él solo unos días después de que los diputados socialistas en el Congreso jaleasen su voluntad de aguantar el chaparrón al grito de "¡Torero, torero!".

Otro resbalón sonado vino semanas atrás de Kosovo. La retirada de tropas, acorde con la posición española de no reconocer la independencia del país, fue mal gestada y peor anunciada, aunque el desencuentro diplomático con EEUU se resolvió.LAS PRIORIDADES

Las leyes sociales ya no son tan urgentes

El Ejecutivo socialista no deseaba impulsar este segundo mandato una actividad legislativa tan grande como en el anterior. Pero también aquí se ha notado la huella de la crisis. La mayor parte de leyes y decretos aprobados son de carácter económico. Destacó, no obstante, la ambiciosa reforma del Código Penal aprobada en noviembre. Para evitar casos como el de la niña Mari Luz, el Gobierno agravó el castigo a terroristas y violadores, que vivirán vigilados 20 años tras cumplir condena.

La ley de dependencia, aprobada la legislatura anterior, le supone una gran atención a Zapatero. Y las autonomías están molestas con los escasos recursos para desarrollarla. Iniciativas sociales como la ley de libertad religiosa o la reforma del aborto han perdido urgencia.DIÁLOGO Y GARROTE

ETA padece el acoso del Estado

ETA desperdició la última oportunidad y está pagando las consecuencias. Tras la ruptura de la tregua, el Gobierno viró su política antiterrorista y, esta vez con el respaldo del PP, puso todos los mecanismos del Estado de derecho al servicio del acoso al mundo etarra, desde los comandos hasta sus brazos políticos. En un año se han desarticulado tres cúpulas etarras (incluidos el jefe político, Thierry, y dos jefes militares, Txeroki e Iriondo) y suspendido varias de sus marcas electorales (ANV, Askatasuna y Democracia 3 Millones).Pero ETA ha querido hacerse oír con tres asesinatos. Los partidos democráticos han replicado con mociones de censura en los ayuntamientos gobernados por una izquierda aberzale que evidencia asfixia política y social.EL SALVAVIDAS OBAMA

Oxígeno internacional para la crisis interna

El 4 de noviembre del 2008 le sonrió la suerte a Zapatero. La victoria electoral de Barack Obama fue una válvula de escape gracias a la cual ha apuntalado una imagen exterior marcada por sus desavenencias con George Bush. La foto del domingo con el nuevo presidente norteamericano y el tratamiento de este como "amigo" y "aliado preferente" sirve al Gobierno como paraguas para sobrellevar el desgaste de imagen en casa.Antes, Zapatero logró, gracias al presidente francés, Nicolas Sarkozy, hacerse un hueco en el G-20. El presidente ha participado de la inyección de recursos para los organismos multilaterales contra la crisis; ha ofrecido soldados a la OTAN para las elecciones afganas; y ha estrechado lazos con Turquía.