Hace cuatro meses que el equipo de evaluación se personó en casa de Maribel Casado, en Don Benito, para valorar a su hija Macarena de 16 años que tiene síndrome de down. Hace cuatro meses que espera noticias sin esperarlas, porque ya entonces le dijeron que seguramente no pasaría ni la primera baremación. "¿Para quién se ha hecho la ley entonces?". Casado reconoce que su hija está en buena situación y tiene bastante autonomía, pero "yo tuve que dejar de trabajar para cuidarla y estar pendiente de ella. No puede quedarse sola una jornada laboral. Si está así de bien es por un gran esfuerzo y trabajo nuestro".

Pero eso no evita que Macarena, que tiene un 43% de discapacidad reconocida, "sea una dependiente toda su vida". No necesita ayuda en sus actividades cotidianas (ducharse, vestirse...), pero sí para desenvolverse en la calle. "Desde que tuve a mi segundo hijo, Macarena ha retrocedido cinco años, porque ya no podemos estar tan pendiente de ella y ha perdido mucho".

Ahora, esta madre está esperando a la resolución definitiva convencida de que no le será favorable, pero no recurrirá. "En Extremadura esta ley es una tomadura de pelo". "Mi hija no tiene las necesidades de un gran dependiente, pero las ayudas hay que repartirlas". G. M.