Ayer, a media mañana, no tenía nombre. Su padre aún no lo conocía y su madre sólo lo había visto unos segundos. Apenas tenía 20 minutos de vida cuando sor Marie, la jefa administrativa del Hospital San Rafael de Bagdad, exclamó: "¡Pesa casi 6 kilos!". Un nacimiento siempre es un motivo de alegría, pero en Bagdad, tal vez una de las ciudades más deprimentes del mundo estos días, aún lo es más.

El Hospital San Rafael es una isla en el océano caótico en que se encuentran los hospitales de Bagdad. Cruz roja calificó ayer de "emergencia" la situación de los centros sanitarios. A la falta de agua y electricidad que padece el resto de la ciudad, se le unen los saqueos que han sufrido, en los que nada --ni las bolsas de sangre, ni las camillas, ni siquiera los aparatos de radiología-- se ha salvado. Pero si el Hospital San Rafael es una excepción es porque el viernes, después de haber sufrido y repelido dos intentos de ataque, sor Marie fue a ver a los marines y les pidió protección.

VIGILANCIA DE EEUU

"Contra mi voluntad tuve que ir a pedir ayuda a los soldados", explica esta menuda monja, que casi se ha olvidado de hablar francés. Y los marines le hicieron caso. Desde entonces vigilan el hospital. Pero también controlan quién entra y quién sale, "quién está herido y por qué", explica sor Marie, con un asomo de triste ironía en su mirada.

Una dotación militar vigila todos los accesos del hospital. Alan, uno de los marines se paseaba ayer por la recepción del centro sanitario, sin el casco, relajado, sonriendo a las parturientas, poniendo cara de circunstancias cuando un par de mujeres pasaron llorando.

"Damos seguridad al hospital, el único de la zona, para que la gente pueda tratarse y lleguen los suministros", explica Alan. La protección, obviamente cuando estamos hablando de un tanque y de soldados armados hasta los dientes, funciona. Ayer, una camioneta cargada de material traía medicinas al hospital.

HERMANAS DE LA CARIDAD

El hospital --que ya antes de la guerra era uno de los mejores de la ciudad-- pertenece a las Hermanas de la Caridad. Además de estar especializado en ortopedia, ginecología, oftalmología y cirugía general, el San Rafael reparte medicinas. Algo básico estos días, con las farmacias cerradas o asaltadas. Y el San Rafael también es una maternidad. Y ayer nacieron 10 bebés, que gimoteaban en sus incubadoras. De no ser por sor Marie, tal vez las habrían saqueado. Malos tiempos para nacer en Bagdad.