Mosul no logra zafarse de la violencia, el pillaje, el desorden y los atropellos. Un día después de que soldados estadounidenses abrieran fuego contra una manifestación de civiles encolerizados, mataran a 12 personas e hirieran a varias decenas más, un nuevo tiroteo acabó ayer con la vida de otras cuatro. El tiroteo comenzó cuando los marines tomaron por agresores a unos policías que en realidad intentaban impedir el asalto a un banco.

Todo sucedió de buena mañana en el barrio árabe de Mosul, la principal ciudad del norte de Irak. Unos policías iraquís vieron a cuatro hombres que intentaban forzar la puerta de una oficina bancaria. Los agentes, una decena, dieron el alto a los ladrones y dispararon sus armas para disuadirles de cualquier intento de resistencia o de fuga.

Pero nada más oírse los disparos de los policías, varios soldados estadounidenses que estaban cerca, creyéndose el centro de la diana del ataque, abrieron fuego contra los agentes. El tiroteo se prolongó varios minutos y aterrorizó a los viandantes, pillados por sorpresa.

CUATRO MUERTOS

Un médico del hospital Zaharauay de Mosul informó de que tras la refriega habían ingresado en ese centro sanitario al menos cuatro cadáveres y 15 heridos. Entre estos últimos había tres policías iraquís y dos niños.

Un policía confirmó a la cadena Al Jazira que los marines les habían ametrallado al confundirlos con agresores. Tendido en una cama del hospital, uno de los niños heridos dijo: "Los americanos empezaron a atacarnos, entonces nos metimos en una tienda y nos persiguieron hasta allí". La portavoz del Pentágono, Victoria Clarke, calificó lo sucedido como un mero "incidente".

Este episodio ilustra la gran tensión con la que viven las fuerzas de ocupación en Irak. Tras lo ocurrido el martes en la marcha donde murieron 12 personas, EEUU admitió que sus soldados abrieron fuego contra la concentración para, indicó, repeler los disparos de manifestantes armados. La víspera había asegurado que sólo tiraron contra francotiradores apostados en un terrado.