Mario Alberto Alegre Bueno tiene 22 años, es amigo de Alejandro y ha hecho el viaje en sentido opuesto. Desde el pasado verano trabaja como técnico en una empresa que da soporte informático a compañías como el BBVA. Realizó un ciclo Superior de Administración de Sistemas Informáticos en Navalmoral e hizo prácticas en una pequeña tienda de Talayuela durante tres meses. Después llegó el momento de buscar empleo. "No tardé mucho en encontrarlo. Eché mi currículo en varias empresas y en unos días me llamaron". Recibió ofertas de Madrid y Cáceres, pero decidió abandonar su pueblo, Jaraíz, para iniciar una nueva etapa de su vida en la capital de España. "Me decidí porque hay mejores condiciones para encontrar empleo y más posibilidades de ascender; el sueldo al principio es parecido", explica.

De momento está contento con su puesto de trabajo. Tiene un contrato de seis meses, "con posibilidades de llegar a ser indefinido en poco tiempo". "Y además, solo me explotan lo justo", bromea. No obstante, reconoce que su empleo "es un puente para coger experiencia y dar el salto a otra empresa más importante". Y no lo duda: "En cinco o seis años quiero volver a Extremadura, aquí no hay calidad de vida".