Los partidarios de la paz se han organizado. Ya no son unos cientos de miles de madrileños tirados en la calle de cualquier manera, armados sólo con sus voces y su presencia. Se han profesionalizado. La manifestación de ayer en Madrid contra la guerra en Irak, que rompió las más agoreras previsiones de los que defendían que nunca segundas partes fueron buenas, fue un alarde de perfeccionamiento. Ayer no había ni un manifestante sin su correspondiente distintivo. La apuesta por la paz ya tiene merchandaising . Que lo sepan en las Azores.

Un tenderete en la mismísima plaza de Cibeles aprovisionaba a los despistados con los adornos más convenientes para manifestarse a la última. Y a qué precios. No hay comercio sin oferta y demanda. "¿Cuánto cuesta una gorra?" "Una, 10 euros. Por 15 te llevas dos". Para la próxima marcha, más cercana al veraneo, se esperan hasta toallas de playa. Toma márketing.

Un mes después de la pasada convocatoria, también la gente de a pie se ha perfeccionado. La de ayer fue una marea de pancartas. Las había grandes y pequeñas, hechas a mano y a máquina, en color y en blanco y negro, pero todas convergían en una dirección: Guerra no .

Mientras medio millón de personas repetían su grito de paz en Madrid, las teles optaban por programas de relleno y fútbol.