Más de 3.000 personas se concentraron anoche ante la sede del Partido Popular en Cáceres para mostrar su rechazo a la guerra mediante una improvisada cacerolada. La masiva afluencia de cacereños al acto obligó a la Policía Local a cortar el tráfico en el centro de la capital cacereña durante más de una hora, mientras que los manifestantes tomaban la calle Antonio Hurtado, en donde se ubica la sede de los populares.

Las protestas se iniciaron en el paseo de Cánovas, en donde la Plataforma Otro Mundo es Posible había convocado una concentración en protesta por el conflicto bélico. Desde las 20.30 horas, cientos de cacereños se congregaban junto al Quiosco de la Música del paseo hasta superar, pocos minutos después, los 2.500 manifestantes.

MUCHO RUIDO

Provistos de cacerolas, pucheros y timbales, los asistentes iniciaron una estruendosa cacerolada que se prolongaría durante una hora y media por las principales calles de la capital cacereña.

A medida que transcurría la noche, el grupo de manifestantes se hacía más grande y a ellos se sumaban las 400 personas que poco antes habían llevado a cabo una concentración ante el ayuntamiento cacereño.

Mientras gritaban consignas contra la guerra y la decisión del Gobierno de Aznar, los asistentes a la convocatoria decidieron dirigirse en manifestación hasta la sede del Partido Popular, por lo que la policía se vio obligada a interrumpir el tráfico en el centro de la ciudad.

Las protestas ante la sede de los populares se sucedieron durante media hora, tras lo que los manifestantes se trasladaron hasta la Subdelegación del Gobierno, en donde volvieron a realizar la cacerolada.

La improvisada manifestación terminó a las puertas del ayuntamiento, en la plaza Mayor, en donde las protestas finalizaron con un gran silencio en el que uno de los manifestantes pidió a los presentes que cada jueves se lleven a cabo concentraciones similares hasta que finalice el conflicto bélico.

EN BADAJOZ

Por su parte, en Badajoz, más de un millar de pacenses, jóvenes en su mayoría, se manifestó anoche en la plaza de España durante casi una hora en contra de la guerra, una convocatoria que transcurrió sin incidentes.

La protesta fue convocada por la plataforma contra la guerra, UGT y CCOO, PSOE, IU y Los Verdes. Pitos, gritos y pegatinas contra la guerra inundaron la plaza y los asistentes llegaron a pedir la dimisión del alcalde, Miguel Celdrán, por respaldar la decisión del presidente del Gobierno.

Una estudiante fue la encargada de leer un manifiesto contra la postura del Gobierno. En un momento de la protesta, los manifestantes simularon un atentado y se lanzaron todos al suelo y acordaron prender hoy crespones negros en los balcones en señal de duelo.

Entre los presentes se encontraban el presidente de la Diputación de Badajoz, Juan María Vázquez, el portavoz municipal del PSOE, Eduardo de Orduña, el coordinador regional de IU, Manuel Cañada y representantes sindicales. Muchos procedían de la manifestación que había tenido lugar previamente ante la Delegación del Gobierno.