En Extremadura mueren cuatro veces más personas por enfermedades derivadas de su actividad laboral que por accidentes de tráfico. Un estudio del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (Istas) de CCOO cifra en 446 los extremeños que fallecen anualmente a causa de exposiciones sufridas en su entorno laboral. El informe está elaborado con datos del 2004, un año en el que 102 extremeños perdieron la vida en siniestros de circulación y en el que las muertes registradas por el INE en la comunidad autónoma fueron 10.421, con lo que los fallecimientos por patologías atribuibles a las condiciones de trabajo supondrían más de un 4% del total. Estos números colocan a la región como la segunda de España con una mayor tasa de este tipo de mortalidad en relación al conjunto de trabajadores ocupados, solo superada por Asturias.

Las conclusiones del Istas, que sitúan en más 16.000 el número de muertes producidas en España por patologías profesionales en el 2004, chocan radicalmente con las estadísticas oficiales, que ese mismo año recogieron apenas dos fallecimientos con este origen en todo el país. El estudio atribuye este elevado grado de infravaloración a la frecuencia con la que patologías de origen profesional son atendidas por el sistema sanitario público sin llegar a ser declaradas como enfermedades profesionales, lo que, a su vez, impide planificar las estrategias de prevención adecuadas. "Al no registrarse estas patologías como laborales, el problema se convierte casi en invisible. Y lo más grave es que estamos hablando de muertes que serían evitables", subraya Rafael Gadea, uno de sus autores.

Dentro de la región, más de la mitad de los fallecimientos con origen laboral están motivados por tumores malignos. Gadea indica que en esta alta incidencia podría influir el peso que tiene el empleo agrario en Extremadura, que es más del doble que a nivel nacional, ya que "hay datos que señalan que los casos de cáncer son más habituales entre quienes trabajan en el campo". El contacto con los plaguicidas o la continua exposición al sol serían dos factores de riesgo para este colectivo.

De forma general, Gadea explica que los tumores más habituales entre la población laboral son los de pulmón y pleura. Buena parte de culpa de ello la tiene la utilización de un material, el amianto, prohibido desde el 2002, pero cuyos efectos aún se manifiestan en quienes trabajaron en dos sectores, el industrial y el de la construcción, en los que se empleaba con frecuencia. "Ahora todavía estarían expuestos a él quienes se dedican a desmontar o sustituir estos edificios o infraestructuras", aclara. Otros cánceres con una prevalencia más elevada de lo normal serían el de nariz o senos paranasales --"que pueden originarse por la inhalación de níquel o polvo de madera"--, y los de vejiga.

Tras los tumores, aparecen las enfermedades del aparato circulatorio --infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, fundamentalmente--, con 102 óbitos, y las del aparato respiratorio, con 66. Este último apartado comprendería el asma y otras neumopatías producidas al inhalar diferentes clases de sustancias. En unos casos se trata de materias orgánicas, como los polvos de heno y grano o las emanaciones procedentes de excrementos animales. En otros son elementos inorgánicos, que originan patologías como la silicosis, motivada por la inhalación del polvo de sílice --presente en la minería o en la industria extractiva de piedra ornamental--, la siderosis, por los humos de hierro, y otras neumoconiosis causadas al respirar sílice, amianto o carbón.

El estudio del Istas no solo se detiene en los casos en los que la enfermedad profesionalacaba con el fallecimiento del trabajador,sino también en la incidenciatotal de este tipo de patologías.En este sentido, apuntaque cada año se diagnostican enEspaña cerca de 80.000 nuevasdolencias relacionadas con el trabajo,frente a las menos de 30.000que contabiliza la Administración.

En Extremadura sitúa la cifrade nuevas patologías diagnosticadasanualmente en 1.632 y enmás de 36.000 los extremeñosque en el 2004 padecían algunaalteración de este tipo diagnosticadaen ese o anterior año, lo quees lo mismo que decir que uno decada diez trabajadores extremeñospadecen alguna enfermedadprofesional.

De los más de 1.600 nuevos casosque el estudio considera quecada año se detectan en la región,el grupo más numeroso esel de las osteomusculares (vergráfico de la izquierda).En estecapítulo se incluirían, entreotras muchas, las afecciones enla espalda, el hombro o el codo.A continuación aparecen las enfermedadesde la piel, la sordera,las enfermedades respiratorias ylas alteraciones mentales –estrés,depresión o ansiedad–.Además, cada año se diagnosticaríanmás de cien tumores malignosoriginados por las condicionessoportadas en el entornode trabajo.Otra de las cosas que pone demanifiesto el estudio es que laspatologías profesionales tienen,proporcionalmente, mayor incidenciaen la población femeninaextremeña.A pesar de que lasmujeres representan el 33% delos ocupados en la región, concentranel 41% de las afecciones.Además, la tasa extremeña demortalidad laboral femeninapor cada diez mil trabajadores esla más alta de España.Por último, el estudio calculalos costes que acarrean en productividady gastos sanitarios lasenfermedades laborales.En España,las patologías diagnosticadasen un solo año tendrían uncoste –desde el momento de ladeclaración en adelante– de2.100 millones de euros. Si se tienenen cuenta también las declaradascon anterioridad, la cifrase dispara hasta los 40.000 millones.

Para Extremadura tambiénse dan algunas estimaciones.Lasincapacidades temporales de unsolo año supondrían casi cincomillones de euros y las incapacidadespermanentes superaríanlos 6,8 millones de euros, mientrasque las pérdidas económicasocasionadas por las muertes ascenderíana 14,6 millones.