Más de 77.000 personas viven solas en la región, según los datos del INE. Este colectivo está formado por jóvenes que acaban de salir del hogar paterno, solteros y solteras sin pareja estable, separados, divorciados, pero, sobre todo, por ancianos y ancianas.

Del lado contrario, en la región hay registrados actualmente más de 243.000 matrimonios. En cuanto a las parejas de hecho, con ser un fenómeno creciente, aún está muy lejos de llegar a cifras relevantes. Así, en este momento se contabilizan en la región unas 6.800 parejas que conviven sin haber pasado por el altar, el juzgado o el ayuntamiento para dar registro legal a su situación matrimonial. De ellas, la inmensa mayoría, 6.768 están formadas por personas de distinto sexo, mientras que sólo se recogen 50 parejas de gays y 27 de lesbianas, lo que puede estar motivado por la opción de estas parejas de no figurar en registro alguno.

Otro dato relevante sobre la evolución de las familias extremeñas lo constituye el retraso en la edad a la que las personas deciden casarse. De este modo, mientras en 1975 la edad media del matrimonio era de 26,7 años en el hombre y 24,6 en la mujer, en los últimos treinta años la voluntad de retrasar este paso ha supuesto que la edad media del matrimonio sea de 30 años para el varón y 28 para la mujer.

La evolución temporal no ha sido homogénea, ya que durante los años 80 descendió la edad del primer matrimonio, para crecer luego de manera significativa a lo largo de los 90.