El Monasterio de Guadalupe fue declarado Monumento Nacional en 1879 y reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. Se trata de un santuario de finales del siglo XIV en cuya construcción se combinan los estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Con motivo del 25 aniversario de esta distinción por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura se han aprobado dos proyectos en el santuario impulsados por la comunidad franciscana, según indicó a este diario el padre guardián, fray Guillermo Cerrato. El primero de ellos es un plan de accesibilidad física, cognitiva y sensorial acometido por parte de la Junta de Extremadura para mejorar la entrada a la basílica. En concreto, se construirá una rampa para las personas con movilidad reducida y de esta forma se garantizará su entrada a las instalaciones. El segundo, se refiere a la renovación de la iluminación de las fachadas del edificio, en el que la Fundación Iberdrola aplicará la tecnología LED más avanzada, lo que supondrá disminuir el gasto energético y reducir las emisiones de CO 2 a la atmósfera.

En este sentido, Cerrato indicó que aprovechando el 25 aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, debiera recobrarse el esplendor de la basílica con la restauración y recuperación de sus bóvedas originales. En estos momentos, tal como pudo comprobar este diario, se ha colocado en el interior del templo una malla a modo de protección para evitar la caída de posibles desprendimientos de los adornos churriguerescos. Fray Guillermo también se refirió a las humedades, el deterioro en las pinturas y la necesidad de mejorar el retablo mayor, que en 2018 cumplió 400 años. «No pasa en vano el tiempo», recordó el padre guardián.

«Lo más importante es la conservación de cada día. Cualquier espacio cerrado termina siendo un lugar ruinoso. Por contra, otro dotado de vida hace que sus habitantes vayan descubriendo a diario limitaciones y deficiencias. La labor más importante es el mantenimiento de 24.000 metros cuadrados de planta y en algunos casos de 25 o 30 metros de altura», aseguró Cerrato.

Preguntado, por otro lado, sobre la posibilidad de que en un futuro Guadalupe acogiera una boda de la familia real, dijo que «naturalmente una basílica ennoblecida sería un buen espacio para poder acoger cualquier evento». En este sentido, citó la celebración, en 2004, del 75 aniversario de la coronación de la Virgen de Guadalupe como Reina de las Españas y, a modo de anécdota, rememoró cómo la Reina Sofía mientras presidía en el santuario este acto coincidió con una boda de una pareja de Casas de Don Pedro. «Los novios, que al principio se asustaron por la presencia de la monarca en la misa previa a la jornada de La Hispanidad, ésta se acercó hacia ellos para darles la enhorabuena, y al final resultó ser un bonito regalo de boda y no lo habrán olvidado nunca», dijo esbozando una leve sonrisa.

«La Casa Real sabe que el monasterio se abre a cualquier pareja que quiera constituir matrimonio dentro de la religión cristiana y se puede engalanar perfectamente la basílica y en otras ocasiones». Aunque, según el religioso no hay que esperar a que se produzca un enlace de estas características para engalanar el monasterio.