Dos kilómetros antes de llegar a Pedroso de Acím ya se aprecian las desoladoras consecuencias que dejó el incendio que se inició el pasado miércoles por la tarde en Cañaveral y que también quemó parte del terreno municipal de Portezuelo.

Aún es pronto para olvidar lo sucedido y más difícil aún con la gran huella negra tanto física como emocional con la que los tres pueblos han quedado marcados. "Recuerdo como si fuera ahora mismo a mis nietas llorar y lo rápido que preparé una bolsa con comida y ropa para salir corriendo del pueblo", explicaba ayer Faustina Salgado, una vecina de Pedroso de Acím que vive en la primera casa del pueblo.

Afortunadamente tanto ella como los 160 vecinos de Pedroso no tuvieron que marcharse ya que las llamas no llegaron al pueblo y lo sucedido el miércoles y el jueves se quedará en un simple hecho para recordar y contar. Pero, para Germán López lo sucedido tardará años en olvidarlo ya que en sólo 24 horas vió cómo se quemaban unas 100 hectáreas de pinos de su finca El Pedroso y "sin poder hacer nada", confesó.

Asegura que lo dio todo para luchar contra el fuego hasta tal punto que su casa, un amplio complejo situado a dos kilómetros del pueblo, seguía siendo ayer el centro de operaciones de los retenes de la Consejería de Desarrollo Rural. "Allí pueden repostar, dejar los camiones, el material y todo lo que sigan necesitando", explicó. En dos días confiesa que sólo ha dormido dos horas.

Magnífica actuación

Germán López está convencido que si no fuera por la actuación "rápida y eficaz", dijo, de los retenes de la consejería "se hubiera quemado todo el pueblo", añadió. Sobre las causas del incendio asegura que ha odio una sola versión la que hace referencia a la chispa que saltó de una radial en las obras de la autovía en Cañaveral.

"Se podía haber prevenido porque si estás cortando con una radial lo lógico es que tengas al lado agua para que en un momento dado puedas apagar el fuego y es triste que por un descuido haya una desgracia tan grande", comentó. Asegura que su fin es que la zona, "vuelva a repoblarse" algo que en su caso tardará unos 20 años.

Fincas pequeñas

Los vecinos de Portezuelo también vieron cómo se quemaban sus fincas que son pequeñas, pero numerosas. En la finca de María Victoria Galindo se quemó parte de las 25 hectáreas. Lamentó lo sucedido y alabó la actuación de su alcaldesa, Elena Molano. "En todo momento ha estado pendiente de la evolución del fuego y de los vecinos", aseguró. Las llamas también quemarón los olivos centenarios de Vicente Muñoz. "He perdido el mejor olivar", dijo ayer.

Su primo, Pedro Muñoz, no pudo evitar emocionarse al ver cinco de sus ocho hectáreas hechas cenizas por las llamas. "Me da mucha pena ver así una cosa que me dejaron mis padres", confesó.