"Me viene estupendamente", afirma Juana Montero, paciente del centro de salud Obispo Paulo de Mérida y usuaria de la receta electrónica. "Lo tengo hace poco tiempo, un mes, pero estoy muy contenta pues tengo un tratamiento que es para siempre y así me ahorro venir aquí a perder el tiempo". Esta paciente, aprovecha además para recoger las recetas de su marido, quién también es usuario de la receta electrónica y no puede desplazarse al centro sanitario, es por esto que Juana retira sus recetas y las de él. Juana, además tiene la ventaja de no estar tan pendiente de su tratamiento puesto que le avisan cuándo ha de renovarlo sin ella preocuparse. "A mí me han dado mis recetas y yo ya voy allí y me lo dicen, si caduca o si no".