Como la mayoría de los que abandonan su país, Wilson López vino a España hace siete años "con la esperanza e ilusión de empezar una nueva vida y buscar un mejor futuro" para él y su familia. Reconoce que por el momento, ha tenido "mucha suerte" con el trabajo, puesto que este boliviano de 31 años ha conseguido sortear la crisis y mantener su empleo en un bar situado en la Plaza de España de Mérida.

A pesar de todas las dificultades que encontró al llegar, descarta completamente volver a su país de origen. Ahora le va "bien", tiene trabajo e incluso, se ha podido "permitir el lujo de comprar una casa" que disfruta con su mujer y sus dos hijas.

No obstante, López "tampoco vive en la abundancia", por lo que está pensando "en buscar un trabajo más estable" que le de la oportunidad de montar un negocio junto a su hermano. Reconoce que ahora "es algo difícil", pero no lo descarta en un futuro, porque la mayor dificultad, que fue enfrentarse a una cultura y costumbres diferentes, ya la tiene superada.