El pasado 15 de junio la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) autorizó la fusión fría conformada por Caja Extremadura, CajAstur y Caja Cantabria. La CNC describe la operación como la adquisición por parte de CajAstur "del control exclusivo" sobre las otras dos entidades a través de un Sistema Institucional de Protección (SIP) "por el que las cajas partícipes mantendrán su personalidad jurídica propia, integrando sus negocios y actividades comerciales bajo el control de la entidad central, a su vez controlada por CajAstur".

La firma Freshfields Bruckhaus Deringer ha solicitado al organismo presidido por Luis Berenguer, en representación de la caja asturiana, que modifique "a la mayor urgencia" su página web para que la descripción de la operación especifique que CajAstur podría ejercer una "influencia decisiva" dentro del grupo y no un "control exclusivo".

El mencionado escrito, al que ha tenido acceso este diario, recoge que la notificación enviada a la CNC por la entidad asturiana detallaba que las cajas desarrollarían "su objeto propio como entidades de crédito de manera indirecta a través de la entidad central sobre la que en última instancia, y únicamente a los efectos de la normativa de defensa de la competencia, CajAstur podría tener la posibilidad de ejercer una influencia decisiva".

La citada firma de abogados arguye que "dada la manera en que ha trascendido dicha descripción a los medios de comunicación, la mencionada divergencia puede resultar perjudicial para el proceso de integración". En esta misma línea, fuentes de Caja Extremadura indican que la expresión empleada por la CNC es "sumamente desafortunada y no es real. El poder va a estar en el banco", añaden, al tiempo que destacan que el acuerdo de integración firmado por las tres cajas contiene "salvaguardas muy importantes que defienden a las minorías en muchísimos aspectos".