La Clínica Guadiana de Badajoz ha llegado a practicar unas 2.000 interrupciones de embarazos al año, el 50% de ellas a portuguesas. Pero desde que en 2007 el Gobierno luso reformó su legislación, legalizando el aborto hasta la semana 10 de gestación, la demanda de mujeres lusas ha caído un 30%, según el director del centro, Miguel Montejo.