Miguel Angel Moratinos (Madrid, 1951) se dejó llevar ayer por lo que le pedía el cuerpo. Fue el único que se atrevió a hacerlo en público. El ministro de Exteriores lloró en su escaño del Congreso cuando un diputado le agradeció en la tribuna su labor.

Moratinos ha sido uno de los ministros más vapuleados por el PP, que hasta le buscó el fácil mote de Desatinos. Pidió su dimisión en varias ocasiones por su estrategia con Venezuela, Marruecos y Cuba.

Sin embargo, Moratinos ha contado con el mejor defensor: Zapatero. El presidente mantuvo su confianza en todos los momentos y cuando hablaba de él se mostraba impresionado por la rapidez con que solucionaba algunos problemas que ni siquiera salían a la luz pública.

Se queda con las ganas de haber plasmado con una visita de Barack Obama la reconciliación con EEUU. Su destino es un misterio, pero con sus buenos contactos no le faltarán ofertas. P. SANTOS