La mayoría de los ciudadanos de Plasencia asocian los problemas del barrio de San Lázaro al tráfico de drogas y a la marginación social que se vive en sus diferentes calles. Pero la mayoría de los vecinos de esta zona urbana viven en su día a día otra serie de problemas que afectan directamente, y sobre todo, a la sanidad y la limpieza de la zona.

Para empezar, la red de saneamiento tiene todas las alcantarillas atascadas desde hace meses, la limpieza viaria es inexistente y se pueden apreciar todo tipo de basura en las calles. "Aquí nunca llegan los barrenderos, ni los taxis" asegura Iván Silva, uno de los residentes de esta zona. San Lázaro es un barrio totalmente olvidado. Las calles están repletas de agujeros, mal parcheados, y de suciedad; además, la mayoría de las farolas están rotas. La fama de marginalidad y peligrosidad que precede a este barrio provoca que muchos de los servicios públicos de la ciudad no se acerquen a esta zona. "Aquí no vienen ni fontaneros, ni butaneros, ni nadie, tan solo la policía" comenta Antonio Silva, que relata cómo los propios vecinos tuvieron que desplazar los contenedores de basura fuera del barrio, para que el servicio de limpieza pasara a recogerlos.

Hartos de esta situación los vecinos están dispuestos incluso a formar patrullas ciudadanas para proteger a los trabajadores que se acerquen al barrio; ya sean de la brigada de obras, barrenderos... "Necesitamos urgentemente que se asfalte toda la zona, porque este bacheo que llevó a cabo el anterior gobierno no ha durado ni dos meses y aquí también hay gente que paga impuestos como los demás, aunque hay muchos desempleados" reconoce uno de los residentes.

EL GOBIERNO del popular Fernando Pizarro (actual alcalde de Plasencia) lanzó la propuesta de convertir San Lázaro en un barrio residencial, durante la pasada campaña electoral; para ello anunció una recatalogación del Plan General Municipal (PGM), cuya aprobación es una de las prioridades que Pizarro se ha impuesto para esta legislatura.

Para ello, el primer edil tendrá que eliminar el problema de seguridad que sufren los vecinos de la barriada y también los de zonas anejas como son San Miguel y Río Jerte, derivado del tráfico de drogas.