«Llevaba mucho tiempo con mi pareja, que luego se convirtió en mi marido, pero hasta que no empezamos con trabajos más o menos estables y no tuvimos una casa donde vivir, no decidimos tener hijos», cuenta Ana Díaz. Y ese momento llegó cuando tenía 37 años. A esa edad tuvo a su primer hijo y a los 40, hace casi cuatro años, llegó el segundo, una niña. «¿Fui madre un poco mayor? Pues sí, pero lo que sabía es que con 23 años, como había tenido mi madre a sus primeros hijos, no iba a ser», cuenta. «La vida ha cambiado mucho, ahora quieres vivir más antes de dar ese paso, viajar, hacer muchas cosas y tener tu independencia, porque eso lo pierdes cuando te conviertes en madre, ya no puedes hacer lo que tú quieres en cualquier momento», reflexiona esta madre pacense.

Y fue precisamente su último embarazo, el que le pilló ya a los 40 años, del que guarda sus mejores recuerdos. «Ha sido el mejor de los tres que he tenido. El primero no salió adelante, el segundo fue ‘sietemesino’ y la niña, a los 40, fue perfecto: duró 40 semanas y cuatro días y todo maravilloso, fue un parto estupendo también», cuenta.

No obstante, «cada caso es un mundo», advierte, por eso ella defiende la libertad. La libertad de elegir si una mujer quiere ser madre o quiere no serlo, «una opción que respeto muchísimo, por supuesto». Y la libertad también de decidir cuál es la mejor ocasión para hacerlo. «El momento perfecto no existe nunca y cada uno es libre de decidir lo que quiere. Que no te condicione nadie», insiste Ana, que ahora tiene 44 años, vive en Badajoz y lleva un tiempo desempleada: «Mi vida laboral ha sido dispar, he tenido un parón grande y ahora me está costando mucho encontrar trabajo», cuenta.

¿Le ha preocupado en algún momento la edad? «Sí y no. La mayoría de las madres de los compañeros de clase de mis hijos tenemos una edad similar, lo raro ahora es encontrarte una madre a los 27. Lo que puede preocupar un poco en el futuro es la salud, pero eso sucede a cualquier edad. La única diferencia que veo es que cada vez que cumples años estás un poco más cansada, tienes menos energía y menos paciencia, pero bueno... Además, creo que cuando eres más mayor tienes las ideas mucho más claras y te ha dado tiempo a hacer muchas cosas de las que deseas en tu vida. Mi experiencia, desde luego, ha sido maravillosa».