Tras dos jornadas en las que dos accidentes aéreos de helicópteros causaron la muerte de 19 soldados británicos y norteamericanos, ayer fue el fuego amigo de Estados Unidos el que provocó nuevas bajas en la aviación de la coalición anglonorteamericana y puso en entredicho la coordinación de la operación militar.

Un aparato Tornado GR-4 de la Royal Air Force británica fue derribado, según la versión oficial, "por un misil Patriot" norteamericano cuando regresaba a su base después de realizar una misión sobre territorio iraquí. Los dos tripulantes del aparato se encuentran oficialmente "desaparecidos", aunque sus nombres muy probablemente pasarán a engrosar la lista de caídos en las primeras jornadas de hostilidades. Los equipos de rescate buscaban a ambos en la zona fronteriza entre Irak y Kuwait.

Las autoridades militares de EEUU y Gran Bretaña apenas disimularon ayer su contrariedad y el revés para la reputación de la operación militar que representa el hecho de que, en tres días consecutivos de los cuatro de guerra, 21 soldados mueran y tres aparatos se pierdan en acciones ajenas, aparentemente, a los combates.