Las protestas llegan a los cuatro lugares de Cáceres. En la retaguardia extremeña, el movimiento pacifista crece y se organiza. Puede estar al mismo tiempo en Hinojal, en Almendralejo, en Talavera la Real y viendo una obra de teatro. El PP vive un calvario. Ya no pueden colocar tranquilos ni las primeras piedras de los tramos de autovía.

La estrategia popular intenta señalar al PSOE como instigador de las protestas de esos grupos que están en todos los actos del PP. Los socialistas, en realidad, sólo se aprovechan de la situación, pero no pintan nada en el movimiento pacifista. El programa de actos se decide en las reuniones que la plataforma contra la guerra celebra de vez en cuando en Mérida y se transmite a través de media docena de foros de internautas.

Alvarez Cascos no quiso hacer declaraciones en Hinojal ni en Almendralejo sobre la guerra de Iraq. Para el ministro, tocaba hablar de autovías, no de misiles. Sin embargo, la realidad es tozuda. Los ciudadanos se aferran espantados al momento presente: les impresionan más las bombas inteligentes caídas en el mercado de Bagdad que la primera piedra de una autovía que permitirá cruzar el Tajo dentro de tres años.

Aznar utiliza episodios como los de Hinojal y Almendralejo para dibujar una escalada apocalíptica: "Primero son los gritos; luego, las piedras; finalmente, las bombas". Y detrás de ese in crescendo tremebundo está, voil , el PSOE. Repito: el PSOE está fuera de juego en el campo del nuevo pacifismo. ¡Qué más quisieran ellos que liderarlo! Eso sí, disfrutan con la situación. Lo comentaba por lo bajini la otra tarde un consejero: "Después de lo mal que lo pasamos en los mítines y actos públicos del 93 al 96, ya era hora de que los del PP supieran cómo se sufre en estas situaciones".