Lleva apenas dos meses al frente del Ministerio de Fomento, pero en este tiempo la agilización de la obra pública se ha convertido una constante en el discurso de José Blanco. Ya antes de la reunión con el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, el pasado lunes, el ministro había planteado en varias ocasiones la opción de recurrir a la colaboración privada para acelerar las infraestructuras del Estado, sobre todo por la falta de fondos que comienza a acuciar a la Administración en la actual crisis.

De hecho, se trata de una alternativa habitual para construir autopistas --financiadas por empresas privadas a cambio de su explotación-- y que cada vez se aplica en más ámbitos (por ejemplo, los nuevos hospitales de Madrid o Valencia). Sin embargo, la novedad que aporta Vara es plantear esta opción para una infraestructura ferroviaria, lo que hasta ahora no se ha hecho nunca en España.

Para ponerlo en marcha, existen varias opciones. Aparte de la concesión, poco factible al ser una empresa estatal (Renfe) la que gestiona el servicio ferroviario en España, existe, por ejemplo, lo que se conoce como el "modelo alemán", que consiste en que la empresa adelanta la financiación de la obra y la Administración la paga cuando se concluye. Es el método por el que recientemente se ha construido un tramo de la Autovía del Mediterráneo (A-7).

Asimismo, otra fórmula de colaboración público-privada en la construcción de infraestructuras es el "peaje en la sombra", en el que la empresa financia la obra y, a cambio, la Administración liquida un canon anual en función de cuánta gente utilice la infraestructura (es el Estado el que paga el peaje, no el usuario). De este modo, la Comunidad de Madrid ha construido recientemente la radial M-45 y es el método mediante el que se va a pagar la renovación de las autovías de primera generación (construidas en los 80).