Cacereña residente en Badajoz y madre de tres hijas, Montaña López siempre tuvo claro que sería médico o veterinaria. Se decantó por la segunda opción. «En el colegio disfrutaba con las ciencias y me gustaba buscar el porqué de las cosas». Doctora Veterinaria, tiene 53 años y hace poco logró la estabilidad. Tras varias becas de investigación, tardó más de 9 años en tener el primer contrato laboral y desde entonces fue encadenando puestos temporales sin garantía de estabilidad. Ahora trabaja en el Instituto de Investigaciones Agrarias La Orden, del Cicytex, en varios proyectos que persiguen innovar en el sector ganadero. Su estudio se centra en la calidad de la carne y la grasa del ganado reutilizando subproductos agroindustriales, considerados como residuos por las industrias, y también estudia nuevos métodos de conservación de canales y carnes, usando diferentes envases y atmósferas con el fin de aumentar su vida útil. Pero el proyecto es más ambicioso e intenta buscar soluciones a problemas como la escasez de pastos naturales, el gran potencial contaminante asociado a los subproductos o el uso de antibióticos en animales. Su experiencia no le lleva a pensar que la mujer lo tenga más dícifil pero admite que históricamente sí ha recibido escaso reconocimiento en el campo científico y su capacidad de investigación, producción y dirección se ha subestimado. «Hay muchas científicas, otra cosa es quién acaba liderando grupos de investigación, que suelen ser hombres». Por eso aboga por un cambio de actitud. «La ciencia no tiene género».