María Antonia Trujillo dio ayer por finalizada su aventura en el Gobierno central. Después de tres años al frente de un ministerio especialmente complicado --entre otras cosas porque se creó de la nada tras casi 30 años de democracia y porque la mayoría de las competencias han pasado a manos de las comunidades--, esta profesora de Derecho Constitucional nacida en Peraleda del Zaucejo en 1960, abandona el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.

De esta forma, el Gobierno vuelve a quedar huérfano de extremeños. Y es que Trujillo ha sido la primera mujer extremeña en alcanzar una responsabilidad ministerial, tarea en la que le precedieron en los primeros años de democracia tres nombres ilustres de la Unión de Centro Democrático: Alberto Oliart, Juan Antonio Ortega y Enrique Sánchez de León.

A la hora de hacer balance, una cosa está clara: la ministra extremeña ha levantado pasiones. Amores y odios, pero nunca indiferencia. Más allá de declaraciones, polémicas, malentendidos y aclaraciones, lo cierto es que estos tres años dejan un rastro marcado por las nuevas leyes y proyectos que regulan el sector. Y, además, Trujillo sale del ministerio justo cuando parece que se acerca uno de sus anhelos: el fin de la escalada de los precios de la vivienda, impensable no hace mucho tiempo.

Proyectos y novedades

Sin duda la más importante de las leyes que ha impulsado ha sido la ley del suelo, aprobada el pasado 10 de mayo por el Congreso de los Diputados. Una norma ambiciosa que pretende cambiar el depredador modelo urbanístico implantado en España en los últimos años y cuyos efectos y beneficios sólo podrán comprobarse a medio y largo plazo. Su objetivo, claro. Frenar la corrupción urbanística y terminar con los planeamientos municipales "desaforados", como ella misma ha dicho en alguna ocasión.

Otra de las normas elaboradas durante esta legislatura es el Código Técnico de Edificación, que introduce importantes cambios para los nuevos edificios que se construyan a partir de ahora. Se trata de un texto que llega poco al ciudadano de a pie a pesar de su gran importancia. Entre otras cosas porque garantiza una mayor seguridad en las construcciones, más salubridad, protección contra el ruido exterior y optimización en el uso de la energía.

Entre sus logros también figura el Plan de Vivienda 2005-2008 (ejecutado ya al 71%) y hay varios proyectos que impulsó pero que se han quedado a medias tras su salida del Gobierno. Es el caso, por ejemplo, del nuevo Plan de Vivienda 2009-2012, de la regulación de la intermediación inmobiliaria o de la esperada Ciudad Joven, un espacio destinados a viviendas en alquiler para los más jóvenes.

Y es que precisamente los jóvenes y el fomento del alquiler han sido dos de sus caballos de batalla durante su ministerio. En el caso del alquiler, su lucha por incentivar esta figura --a través entre otras cosas de la creación de la Sociedad Pública de Alquiler-- ha chocado con la cultura de la propiedad inmobiliaria de los españoles y no ha tenido los efectos deseados.

Otra de las características que ha acompañado a María Antonia Trujillo en estos tres años ha sido la polémica, hasta el punto de que durante todo este tiempo se ha mantenido en todo momento como la ministra peor valorada del Ejecutivo de Zapatero, algo que no parece haberle importado demasiado. Aunque la verdad es que en no han sido pocas las ocasiones en que los malentendidos han llenado espacios desorbitados.

Desde las keli finder , una polémica promoción destinada a los jóvenes en la que el Ministerio de Vivienda regalaba zapatillas como ayuda para buscar casa. O los famosos minipi-sos, un proyecto que generó una gran discusión mediática y que finalmente fue bien aceptado para facilitar el acceso a los jóvenes.