Carmen Rodríguez es maestra y madre de tres niños. El colegio donde da clases está a 90 kilómetros de donde reside (Cáceres) y desde que nacieron sus gemelos, hace tres años, ha solicitado en varias ocasiones la comisión de servicios para trabajar más cerca de casa. No se la conceden, "consideran que ser madre de familia numerosa no es motivo suficiente". María Isabel Moreno, diputada del PSOE en la Asamblea, lamenta por su parte que la mujer "siempre tiene que demostrar el 200% para justificar su puesto en la política porque está marcada por el estigma de las cuota". Y mientras María Borrella, que con 42 años trabaja como subalterna de la Consejería de Industria, no puede quitarse de la cabeza el día que un grupo de empresarios visitó el taller de empleo de albañilería en el que se formó: "descartaron contratar a las mujeres".

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Los testimonios de Carmen, Isabel y María, como el de las otras siete mujeres entrevistadas por EL PERIODICO, constatan que la discriminación y la desigualdad por razón de género sigue siendo una realidad en nuestra sociedad. Hoy, que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, muchos pondrán en valor los avances logrados durante los últimos años en esta materia. Sin embargo, también hay muchos motivos e historias personales que invitan a no celebrar y, en su lugar, reflexionar y actuar para lograr cuanto antes una igualdad efectiva y real entre hombres y mujeres.

Como ponen de manifiesto las palabras de Carmen, Isabel o María, el género continúa siendo motivo de segregación en muchos ámbitos socioeconómicos. El mercado laboral constituye, quizás, el ejemplo más claro. Actualmente, en pleno siglo XXI, las mujeres continúan percibiendo salarios inferiores a los de hombres. Según datos difundidos ayer por el Cuerpo de Técnicos de Hacienda (Gestha), ellas cobran de media hasta un 21,5% menos en Extremadura, que es una de las cuatro comunidades autónomas con menor brecha salarial por razón de género. En concreto, la retribución media anual de un varón está en 16.251 euros en la región; la de una mujer, en 12.758 euros. Por tanto, existe una diferencia de casi 3.500 euros al año --en territorios como Cataluña, Asturias y Cantabria esa desigualdad supera los 6.000 euros al año, y en Madrid, casi llega a 8.000--.

LA BRECHA DISMINUYE Es cierto que esa brecha está menguando. De acuerdo con Gestha, la diferencia salarial entre hombres y mujeres se redujo en 523 euros en Extremadura entre el 2008 y el 2009. Pero queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, en el acceso al mundo laboral. Porque aunque más de la mitad de la población extremeña es femenina, ellas solo ocupan cuatro de cada 10 empleos y su tasa de paro (27,8%) es muy superior a la masculina (21,1%).

Todo a pesar de los avances y esfuerzos que se están realizando. En este sentido, el último estudio del Proyecto GEM, sobre actividad emprendedora en Extremadura, destacaba un hito en este ámbito: en el 2009 y por primera vez desde que en el 2003 un grupo de expertos de la región comenzó a analizar el contexto de la creación de empresas, el número de mujeres emprendedoras (12.567) superó al de hombres (9.794). E igualmente, según destacó ayer la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), la pérdida de empleo entre este tipo de trabajadores está afectando con mayor intensidad a los hombres que a las mujeres: en diciembre del 2010 había en la región un 1,3% menos de extremeños (54.468) y un 0,2% menos de extremeñas inscritas en el Régimen Especial de los Trabajadores Autónomos --en comparación con el mismo mes del 2009--.

"La conciliación es una ilusión pero no está nada conseguida", lamenta Carmen, junto a sus tres hijos. De hecho, éste es uno de los principales obstáculos para la incorporación plena de la mujer al mercado laboral. "El hecho de asumir en mayor medida que los varones la carga del cuidado, les impide o dificulta acceder al mercado de trabajo, las obliga a elegir jornadas parciales en vez de jornadas completas, con la disminución correspondiente de las remuneraciones y de la contribución a prestaciones y pensiones, y quién sabe si no se ven abocadas a abandonar sus puestos de trabajo porque no pueden conciliar empleo con dichas responsabilidades familiares y domésticas", incluye entre sus conclusiones el Observatorio Extremeño de Igualdad de Oportunidades y Empleabilidad en su último estudio sobre actividad laboral y responsabilidades familiares. De hecho, casi la mitad de las mujeres inactivas de la región no buscan empleo porque se dedican a las labores del hogar, frente al 6,8% de los hombres.