El grado de incorporación de la mujer al mercado laboral sigue siendo inferior al del hombre. De hecho, de los casi 22.000 nuevos empleos generados durante el pasado año en la comunidad autónoma, casi el 40% fueron ocupados por la población femenina. Así lo ponen de manifiesto los últimos datos de la Encuesta de Población Activa que elabora trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que además constatan las fuertes diferencias existentes entre los dos sexos en cuanto al trabajo se refiere.

El panorama del empleo femenino en la región, ante la celebración hoy del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, apunta hacia un ligero avance de la actividad y una reducción del paro durante el último año. Es decir, entre el 2005 y el 2006 se han incorporado al mercado laboral unas 7.200 extremeñas, con lo que la cifra total de mayores de 16 años en disposición de trabajar se ha situado en 175.600. De ellas, 148.500 estaban ocupadas --8.500 más que a finales del 2005--.

De esta forma, Extremadura ha logrado reducir en casi un punto y medio la tasa de desempleo femenino, al pasar del 20,2% al 18,7% en 12 meses. Esto supone un avance siete veces mayor del registrado a nivel nacional, donde la oscilación ha sido mínima. Sin embargo, como recuerdan los sindicatos, la comunidad autónoma aún está lejos de alcanzar la convergencia con la media española y la tasa de extremeñas paradas duplica a de los hombres.

Labor doméstica En este sentido, las fuerzas sindicales reconocen que se está progresando, aunque lentamente. Así, María José Pulido, secretaria de Igualdad de CC.OO. recuerda que uno de los grandes problemas es que la tasa regional de actividad entre las mujeres sigue siendo muy baja (40,4%). "La mujer en Extremadura sigue muy vinculada al cuidado a las personas dependientes, de sus hijos, de su familia y de las tareas domésticas; por eso no acuden a demandar empleo", señala. Mientras, en UGT afirman que "a veces les resulta más caro trabajar que ocuparse solo del hogar, porque no tienen recursos para cubrir la atención familiar. Por eso se quedan en casa".

Ambas organizaciones coinciden en que el hombre aún no ha asumido la parte de las cargas domésticas que le corresponde y que tampoco se han aplicado las suficientes medidas para conciliar la vida laboral y familiar.

Pero ahí no acaban los problemas. Cuando la mujer accede a un empleo suele encontrarse con situaciones de precariedad. De hecho, junto a los jóvenes, son el colectivo más afectado por la temporalidad. Casi la mitad de los contratos que firman son de corta duración. Esta circunstancia se debe, según apuntan, a que la mayoría de las mujeres trabajan en sectores muy marcados por la temporalidad (84% trabaja en el sector servicios), "al tipo de contratos fomentados por los programas de empleo de las administraciones públicas" y a su vinculación con las labores domésticas, "que en muchas ocasiones les obliga a aceptar empleos temporales o a tiempo parcial para no descuidar el hogar".

Además, UGT y CCOO insisten en que la mujer todavía sufre una fuerte discriminación. "Pueden llegar a cobrar hasta un 30% menos que un compañero varón, hay recelos a contratarlas si tienen familia, surgen problemas ante el embarazo y ocupan los puestos más bajos", enumeran en UGT. Por su parte, María José Pulido denuncia que también tienen restringido el acceso a la formación continua, ya que se imparte fuera del horario laboral y muchas mujeres deben ocupar ese tiempo en su hogar. "Eso también impide la promoción profesional, además de los prejuicios y criterios subjetivos que se aplican", advierte.