"Nada más y muchas gracias". Aitor Esteban se despidió así mientras bajaba de la tribuna del Congreso como si tuviera prisa. Más aún debieron tener la mayoría de los diputados de la Cámara, que apenas llegaron a tiempo de asistir a la votación de la toma en consideración de la reforma del Estatuto de Autonomía de Extremadura. No es una excepción, aseguran quienes habitualmente siguen los plenos en el hemiciclo nacional y que explican que es normal que sus señorías acudan a última hora tras seguir la sesión en sus despachos. Pero la delegación extremeña sin duda hubiera agradecido una mayor participación o, al menos, que el saldo de escaños ocupados frente a libres no hubiera sido tan negativo.

Tampoco un mayor conocimiento de la norma extremeña hubiera estado de más entre los ponentes, que en su mayoría se dedicaron a aprovechar la excusa del Estatuto extremeño para, bien reforzar la validez de sus propias reformas --en el caso de los nacionalistas-- o exponer el ideario de su partido --siendo Rosa Díez, una vez más, el ejemplo paradigmático--. Quedó, por tanto, un debate deslucido que terminó sin sorpresas, con la aplastante mayoría de apoyos a la propuesta de totalidad del Estatuto extremeño y ´nada más, muchas gracias´.