ETA y el Gobierno ya han asumido que Arnaldo Otegi es un negociador en declive por su complicado panorama judicial. Si ha mejorado de la neumonía que padecía estos días, mañana comparecerá ante el juez Fernando Grande-Marlaska como inductor de los incidentes acaecidos en Euskadi durante la huelga convocada el pasado día 9 para protestar por la política de dispersión de presos etarras.

Fuentes jurídicas han informado de que la organización terrorista y el Gobierno "ya han descontado" el papel que podía jugar Otegi en un proceso de paz. Esas fuentes no han querido facilitar el nombre de las personas que representan a ETA en el diálogo con el Gobierno y sólo han apuntado que son interlocutores que se mueven indistintamente en el frente militar y político de la banda.

Sin embargo, Batasuna ha asegurado que Otegi es el interlocutor ante los partidos políticos en un proceso de paz. Ese papel topa con una complicada situación judicial que ha obligado a otros dirigentes aberzales, como el secretario del sindicato LAB, Rafa Díez Usabiaga, a asumir esa función.

Pese a que debía declarar inicialmente el 13 de marzo y, debido a su estado de salud, aún no lo ha hecho, Otegi se encuentra vigilado por la Ertzaintza en su domicilio. Si mañana logra también eludir la citación judicial, no tardará mucho en tener que acudir ante la justicia, con el riesgo de ir a prisión. De todas formas, además de este caso, el líder de Batasuna está pendiente de la celebración de otros tres juicios por delitos de enaltecimiento del terrorismo. Dos de ellos ya están siendo tramitados en la Audiencia Nacional y, en cuanto al tercero, se trata de la repetición de un juicio ordenada por el Tribunal Supremo, que admitió que los jueces del Tribunal de Justicia del País Vasco que condenaron a Otegi a 15 meses de prisión estaban contaminados en una de sus decisiones judiciales.

Además, el Supremo le condenó a un año de cárcel por injurias al Rey, al que acusó de ser el jefe de los torturadores. Aunque esa sentencia ha sido recurrida ante el Constitucional, la acumulación de penas le acerca más a la prisión.

El currículo penal de Otegi también incluye un auto de procesamiento en el sumario que instruye Grande-Marlaska contra Batasuna. El juez le dejó en libertad en mayo bajo una fianza de 400.000 euros tras acusarle de ser dirigente de ETA, pero el juicio aún está pendiente. En este proceso están imputados otros 44 miembros de Batasuna. La situación fuera de la legalidad de ese partido se ha complicado aún más desde que Grande-Marlaska suspendió en enero pasado las actividades de esa fuerza política por dos años más.

De hecho, prácticamente todo el mundo de la izquierda aberzale está inmerso en causas judiciales. La Audiencia Nacional tiene cinco abiertas contra el entorno de ETA. La más importante sienta en el banquillo a 55 personas por el caso Ekin .