El sector del juego en Extremadura pasa por un momento de crisis. El pasado año, cada extremeño gastó una media de 136 euros, sobre todo en las máquinas tragaperras, frente a los 202 euros de media en España, lo que supone casi un 6,5% menos que lo que se destinó en el año 2001. Además, se jugaron más de 145 millones de euros; un 6,6% menos que un año antes. En total, el sector privado ha visto como los extremeños han jugado un 18% menos en sólo un año, lo que sitúa a Extremadura a la cola del país respecto al gasto en juego.

Así lo refleja la última memoria del Consejo Nacional del Juego, del Ministerio del Interior, que pone de manifiesto que extremeños juegan sobre todo a las máquinas tragaperras, donde el pasado año se gastaron 60 millones de euros --casi 56 euros por habitante--; y al cupón, que recaudó casi 30 millones de euros. A la cola del gasto están la quiniela de fútbol, con 4 millones jugados el pasado año en la región, y el bingo, donde los extremeños gastaron 3,8 millones de euros.

La crisis afecta especialmente a las salas de juegos privados, ya que del 2001 al 2002 han perdido el 18% tanto en gasto por habitante como en gasto total, aunque siguen siendo con diferencia las preferidas por los extremeños a la hora de jugar.

Los datos de la última memoria ponen bien a las claras una tendencia peligrosa para el sector privado, que ha visto como en tan sólo un año la media que cada extremeño ha destinado a jugar tanto en las máquinas tragaperras como en el bingo ha descendido un 18%, al pasar de jugar una media de más de 72 euros a los 59 euros en el año 2002.

LOS BINGOS

Esta caída general es mucho más grave en lo que se refiere al gasto en los bingos de la región, que ha bajado un 77% en sólo un año, al pasar a jugar cada extremeño una media de 15,3 euros en el año 2001 a los 3,57 euros que se jugaron en el 2002. Sin embargo, el descenso no es tan pronunciado en cuanto a lo jugado en las tragaperras, que han visto como se ha pasado de los 57 euros de media en el 2001 a los 55,7 gastados por persona el pasado año; es decir, un 2% menos.

Toda esta situación de crisis se ve reflejada además en el descenso significativo en el número de máquinas. En sólo un año, las salas de juegos recreativos han perdido más de 200 máquinas, mientras que el parque de tragaperras se ha reducido en 52 en sólo un año.

Esto ha provocado el cierre de 21 salas de juegos recreativos en la región en el último año, debido sobre todo a la mayor presencia de internet en las casas y a la masiva apertura de cibercafés.