Más de un millar de vecinos se dieron cita en la tarde de ayer en Navalmoral de la Mata para dar el último adiós a los tres niños ahogados el domingo en una charca cercana a la localidad en circunstancias que aún no están aclaradas.

La familia, tan numerosa como conocida en el municipio, llegó andando al templo parroquial de San Andrés hacia las seis de la tarde tras los coches fúnebres que transportaban los cuerpos de Samanta, Cristian y Roberto Jiménez Romero, de 12, 10 y 5 años respectivamente. Allí, con el silencioso apoyo de decenas de vecinos, asistieron al funeral oficiado por el obispo de la Diócesis de Plasencia, Amadeo Rodríguez. Tanto las dependencias eclesiales como la plaza permanecieron abarrotadas durante la duración de la misa, que se prolongó casi hasta las siete de la tarde.

Debido al fuerte shock producido en los familares por el terrible suceso, algunos de éstos se encararon con los reporteros gráficos que en ese momento se encontraban desarrollando su labor informativa. Y es que la plaza era un hervidero de medios de comunicación, entre los que se encontraban la práctica totalidad de televisiones nacionales además de algunas vía satélite y otras regionales, que desplazaron hasta la población unidades móviles y grandes camiones para mandar en directo la señal.

Dolor y críticas

Ante el despliegue de medios en la iglesia, los familiares mostraron a EL PERIODICO su malestar ante este extremo: "No entendemos el circo que se ha montado alrededor de esta desgracia. Bastante tenemos con soportar el dolor", afirmaron visiblemente afectados.

En el rostro de los familiares se evidenciaba el dolor de haber perdido a tres seres queridos --que la fortuna quiso que no fueran cuatro--, sacando fuerzas de flaqueza para sobrevivir a este doloroso último adiós. Los jóvenes padres, de apenas cuarenta años de edad, conservan a otros tres hijos de menor edad, a los que deberán sacar adelante a pesar de la tragedia acaecida.

Además, hasta el lugar llegaron numerosos niños, amigos de los fallecidos, que accedieron al interior del templo portando numerosos ramos de flores.

Una vez concluida la misa, los pequeños féretros fueron introducidos por familiares y amigos en los vehículos para ser transportados hasta el cementerio municipal, donde recibieron sepultura pasadas las siete de la tarde en un ambiente más íntimo, hasta donde se desplazaron los familiares más allegados.

Ayuda municipal

Debido a la magnitud de la tragedia y a la precaria situación económica de la familia, el alcalde, Rafael Mateos, anunció que el ayuntamiento ha costeado los tres nichos donde reposan desde ayer los restos mortales de los pequeños, toda vez que el seguro de decesos que tenía suscrito la familia había rescindido hace algún tiempo. No obstante, según ha podido confirmar EL PERIODICO EXTREMADURA, la oficina morala de la aseguradora Santa Lucía se ha hecho cargo del resto de los gastos originados por los sepelios, con el fin de ayudar en lo posible a la familia.