"Si se quiere, se puede". Es el lema en torno al que ha girado la vida de Noelia desde que, con 21 años, se sentó por primera vez en una silla de ruedas. Un lema que ayer le valió una Medalla de Extremadura por haberse convertido en un ejemplo de superación. "No es una medalla más, es la Medalla", reconocía orgullosa. "No sé si tengo méritos para recibirla, pero siempre he demostrado una gran vocación por mi tierra". Con su discurso, Noelia hizo ver que no es necesario salir de Extremadura para triunfar, y muy emocionada en todo momento, ofreció el premio a sus padres y a sus dos hermanos, aunque no se olvidó de mandar "un abrazo" a todas las personas con discapacidad que cada día intentan superarse.

Ahora, cada vez que Noelia se propone algo piensa que "querer es poder", y precisamente por ese pensamiento, considera que representa el espíritu de su tierra, "el espíritu de Extremadura". Por ello, con la voz entrecortada "en el acto más importante de mi vida", animó a todos los discapacitados a seguir también esta máxima que tantas cosas buenas le ha traído a ella.