Judith F. lleva 11 años criando a su hija en solitario. O mejor dicho, con el apoyo de su familia y amigos: "Son una gran ayuda". Estaba embarazada de siete meses cuando rompió con su pareja y, en ese momento, se vio algo sola. Por eso decidió hacer las maletas, abandonar Murcia y regresar a la región con sus padres, aunque eso le volvía a privar de la libertad que había conseguido como mujer independizada.

"Ahora vivo sola con mi hija y día a día te encuentras con situaciones en las que lo más conveniente sería tener a alguien. Pero lo he llevado bien y ella también", señala. Además, Judith se encuentra con otro problema: las dificultades para conciliar la vida familiar y laboral. Es periodista de una televisión y "en esta profesión ya se sabe, no hay horarios".

Pero lo que más le preocupa es la responsabilidad de tener que tomar las decisiones totalmente sola. "Siempre te toca a ti ir al Pryca", bromea, aunque eso no es ningún problema comparado con otros aspectos: "Toda la autoridad depende de mí, siempre soy la mala. Y lo mismo en educación; si algo sale mal la culpable soy yo".

Por ello, aunque afirma que no es necesario estar casado o tener una pareja para sacar adelante a un hijo, admite que "no es lo ideal". "Si me quedara embarazada de nuevo en estas circunstancias, quizás no lo tendría. Si me dieran a elegir optaría por tener a alguien a mi lado que me ayudase", agrega.

Con ayuda paterna

Diferente es el caso de Raquel, una joven de 24 años de Jaraíz que apenas hace cinco meses se convirtió en madre. Ella sí está acompañada, por Ismael, su pareja, aunque no se han casado ni lo harán a corto plazo.

Pero lo cierto es que Raquel también afronta la maternidad en solitario, aunque de modo y por motivo distinto. El trabaja fuera de casa entre semana y regresa al municipio para pasar juntos los viernes, los sábados y los domingos. "Me ayuda mucho y es importante que esté a mi lado. Cuando se marcha me voy con mis padres. Tanto mi familia como la suya nos están apoyando mucho", explica. Están contentos, ilusionados y afirma que se trata de una situación que "no cambiaría por nada".

Bajo su punto de vista, estar casados no modificaría la situación ni serviría para mejorar mucho más la educación que pueden dar a su hijo ahora, sin pasar por el altar. Eso sí, reconoce que la maternidad "cambia la vida, aunque no tanto como pensaba antes" y que tampoco es una labor tan difícil como temía.