Para Pablo Castellano, de raíces extremeñas y que fue elegido diputado socialista por Cáceres en 1977, recordar aquellas elecciones supone una sensación contradictoria. "Por un lado, me llenó de satisfacción ser testigo privilegiado, que no protagonista, del proceso que marcaba el fin de la dictadura. Por otro, siento desasosiego porque no se haya aprovechado todo el potencial de la Constitución, por la corrupción económica", explica.

Castellano, que incluso fue el primer presidente de la entonces provisional Asamblea de Extremadura, dejó años después el PSOE por su postura crítica ante la posterior, a su juicio, "extorsión del partido". No obstante, de aquellas primeras elecciones, que califica como "apasionantes", solo le quedan buenos recuerdos: "los de mucha gente que trabajó por mejorar las cosas".