El silencio es siempre uno de los argumentos más difíciles de refutar. Podrán hacer cambiar nuestras palabras, sea a golpe de cloratita o pistola en mano, pero nunca nuestros silencios. Esa es la clave ahora. Hoy mismo. Esta tarde. Cuando el lamento ya no puede hundir más. Cuando todo parece mentira. Cuando nadie sabe con certeza qué precio tiene su vida. Es el momento.

Silencio y unidad de todos frente a una fecha que quedará grabada a sangre en la retina de un país libre que quiere aprender a equivocarse solo. Lo dejó escrito nuestra Dulce Chacón. No miremos hacia atrás, no sea que se vuelva costumbre. Ante el terror y la barbarie de los atentados de ayer, unidad sin fisuras. Ante el dolor y la irracionalidad, silencio. Silencio. Y nunca más.