Las consultas de los equipos de Salud Mental del SES se han incrementado en lo que va de año, aunque la tendencia ya era ascendente el año pasado y en términos porcentuales tampoco hay grandes diferencias entre uno y otro año. Si entre enero y septiembre del 2019 se registraron 122.617 consultas en la región, la cifra se ha incrementado en el mismo periodo del 2020 un 4,2%, hasta los 128.058.

La atención a las personas con enfermedad mental grave, que centran las consultas de estos equipos, no se ha detenido por las consecuencias que podría tener para estos pacientes «porque en ocasiones no tienen conciencia de su enfermedad y es importante que mantengan los tratamientos», razona María Victoria Gómez Tomé, coordinadora de Salud Mental en el área de Plasencia. Con todo eso, han tenido que atender algunos casos de enfermos que han visto exacerbados los síntomas: «en un paciente con TOC (Transtorno Obsesivo compulsivo) que tiene entre sus síntomas la obsesión por la limpieza, la recomendación continua de higiene ahora, ha acentuado su miedo irracional a cualquier contagio», apunta. Junto a eso, también han tenido que intervenir ante tentativas de suicidio e incluso suicidios consumados durante la pandemia.

«Tenemos que diferenciar entre el trastorno grave, que requiere una intervención, y el trastorno común que es el que más está afectando a la población a raíz de la pandemia», señala y advierte: «No podemos psiquiatrizarlo todo en la sociedad y crear una burbuja sanitaria, porque lo que necesitan las personas son unas mejoras sociosanitarias y económicas». «No podemos extender el planteamiento de que, como alguien tiene ideas de suicidio porque no tiene para comer, tiene que ir al psiquiatra y tener un tratamiento. A lo mejor eso es necesario de forma puntual, pero no solo necesita eso, necesita salir de esa situación con un trabajo», enfatiza.