Cada uno de los nuevos radares colocados en puntos fijos de las carreteras (en Extremadura cuatro, todos en la A-5) cuesta 60.000 euros. Desde AEA se indica que no son "rentables socialmente" ya que no ayudan a disminuir la cifra de muertes.

Durante la pasada Semana Santa, las carreteras extremeñas se cobraron la vida de cinco personas, lo que supone tres muertes más que en el mismo periodo del año anterior. En toda España la cifra de fallecidos en accidente de tráfico se elevó a 108, tres más que en la Semana Santa del 2005. El número de accidentes mortales fue de 90, la cifra más alta de los últimos tres años.