Considerada una de las figuras más relevantes de la geografía portuguesa y europea, Jorge Manuel Barbosa Gaspar ha sido durante más de cuatro décadas profesor de la Universidad de Lisboa. Jubilado ya de su cátedra de Ordenación del Territorio, ahora continúa vinculado a este ámbito desde su vertiente empresarial. Este experto ha trabajado, además, en el estudio para escoger la localización para el nuevo aeropuerto de Alcochete, al sur de Lisboa.

A su juicio, el nuevo aeropuerto de Beja no tiene por qué perjudicar "ni mucho menos" al aeródromo de Cáceres. En este sentido, Barbosa Gaspar destaca que el futuro tráfico aéreo de Beja se fundamentará en tres pilares ajenos a Extremadura. En primer lugar, facilitará el tráfico de mercancías, referente éste tanto a la plataforma logística cercana a Lisboa como al de los productos procedentes de los regadíos que se proyectan en el Alentejo. Además, servirá para "complementar los aeropuertos de Lisboa y Faro a través de las redes de las compañías low cost ". Por último, permitirá potenciar el turismo que llega al Alentejo Litoral (a menos de una hora en coche), y al cercano Algarve.

"Entre Beja y Cáceres hay cerca de trescientos kilómetros. La misma distancia que entre Lisboa y Oporto o entre Zaragoza y Barcelona. Habrá competencia, pero entre los operadores, no por las áreas de influencia", dice Barbosa Gaspar, que incide en que se "quitarán pasajeros solo a Faro o a Lisboa, pero a Cáceres no. Más competencia podría haber con el nuevo aeropuerto que se va a empezar a construir al sur de Lisboa, el de Alcochete, cuando la capital portuguesa y Cáceres estén conectadas por autovía".

Igualmente, este catedrático destaca que el aeropuerto de Beja no tendrá por el momento una conexión cercana a la alta velocidad, algo que sí está contemplado en el caso de la capital cacereña, lo que le otorga una ventaja adicional.