Diez de la mañana en una oficina de colocación. Entre los que esperan, Inma, de 48 años, lleva en paro casi un año. "He mandado un montón de currículos. Ni una entrevista. ¡Sería necesario manifestarse, los recortes siempre afectan a las clases más bajas!", afirma con énfasis. Y añade: "Tampoco sirve de mucho".

Inma personifica la gran pregunta: ¿la crisis desatará la indignación social o se impondrá la resignación ante los recortes?