Un año es poco tiempo para una reorganización de este calado. La marcha de Trujillo a Madrid ha servido a Ibarra para corregir asignaturas pendientes en esta legislatura. Los cambios son algo más que nuevas piezas sobre el tablero. Son respuestas al futuro más inmediato en el entorno del presidente extremeño.

En este tiempo desde el 25 de mayo, Ibarra se había dado cuenta de las necesidades y carencias de su proyecto. Extremadura necesita la figura de un vicepresidente con rango. Va a servir para ordenar y coordinar la tarea en las consejerías, pero también para sustituir a un presidente que con la llegada de Zapatero a La Moncloa tiene mucho que negociar para Extremadura en los ministerios.

En esta nueva etapa, Ibarra va a entrar mucho en juego en política nacional y su futuro cotiza al alza en la próxima ejecutiva federal socialista. De otro lado, la elección de Ignacio Sánchez Amor cierra posibles luchas por la sucesión aunque desde el PSOE aseguran que Ibarra repetirá en los próximo comicios.

Leonor Martínez era el recambio natural para una onsejería en la que se había convertido en la mano derecha de Trujillo. Lola Pallero asume la cartera de Comunicación y descarga a Manuel Amigo de una tarea que le robaba tiempo en Economía y Trabajo. Nuevos aires en un área con ciertas lagunas y que necesita mayor exclusividad. Ibarra, de nuevo, ordena antes de abrir más heridas.