Pese a que la tarjeta sanitaria electrónica es uno de los objetivos permanentes del Ministerio de Sanidad, las autoridades no acaban de ponerse de acuerdo para implantarla de forma homogénea y, de hecho, la mitad de las comunidades autónomas disponen de ella con desigual información.

Actualmente, y según los datos de las diferentes administraciones sanitarias recogidos por Efe, Andalucía, Galicia, Comunidad Valenciana, Canarias, País Vasco, Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha y Baleares disponen de esta tarjeta con diferentes aplicaciones. Así, desde el año pasado, alrededor de 7,8 millones de andaluces y 2,6 millones de gallegos disponen del documento con la historia clínica electrónica, fecha en que también se generalizó la tarjeta digital en el País Vasco tras comenzar su distribución entre los recién nacidos en el hospital de Cruces en el 2001. La tarjeta vasca permite acceder a otros usos adicionales vía telemática, como tramitar la declaración de la renta o acceder a servicios municipales.

En Castilla y León la implantación de la tarjeta digital se remonta al 2002, aunque este documento no incluye la historia clínica. Y desde hace cinco años el servicio de Salud de Castilla-La Mancha dispone de esta tarjeta con la historia clínica de Atención Primaria y actualmente trabaja en la digitalización de los datos de Atención Especializada, que ya existe en los hospitales de Puertollano y Valdepeñas (en la provincia de Ciudad Real) y Hellín (Albacete).

Este documento incorpora la última consulta a la que ha acudido el paciente o la medicación que toma habitualmente y permite al ciudadano citarse con su médico a través de internet. Madrid, Cataluña, Navarra, La Rioja, Cantabria, Murcia, Extremadura y Asturias, así como las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, no disponen de momento de esta tarjeta.