Un aeropuerto de Portugal será en unos años la opción más cercana para aquellos extremeños que necesiten o quieran hacer uso del transporte aéreo internacional. Lo será en el 2016, año en que el Gobierno luso prevé que estará concluida la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Lisboa que tiene proyectado, y que sustituirá al actual de Portela, que aún no se sabe si se cerrará o se dejará para vuelos nacionales.

El Gobierno portugués ha decido finalmente que el nuevo aeropuerto se haga en la localidad de Canha, en el municipio de Alcochete, al sureste de Lisboa. Con esta elección se beneficia sin duda a Extremadura, ya que el aeropuerto internacional lisboeta quedará a unos 170 kilómetros de distancia y a aproximadamente una hora y media de Caya, en la frontera hispanolusa, en Badajoz, por la autovía E-90 (A-6 en Portugal) de Madrid a Lisboa. Desde ésta se tomará la salida más próxima por Vendas Novas, y a través del cruce de Pegöes. Y en el futuro por la autovía que conectará Cáceres por el norte, que será una realidad para entonces.

La distancia desde Cáceres y Mérida al nuevo aeropuerto será de entre 250 y 260 kilómetros, similar a la que separa a ambas capitales extremeñas de Sevilla --actualmente la opción más cercana a Extremadura para volar--.

El anuncio de la opción de Canha, elegida por ser la ubicación más ventajosa desde los puntos de vista técnico y económico, conforme al estudio realizado por el Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil (LNEC) portugués, lo hizo el pasado 11 de enero el primer ministro luso, José Sócrates. Este destacó esta opción porque, entre otras cosas, dijo, supone el ahorro de 260 millones de euros en comparación con la otra propuesta, la del municipio de Ota, población que se encuentra al noreste de la capital y es donde el Gobierno preveía también la ubicación de una estación intermodal del AVE.

SOSTENIBILIDAD La decisión sobre la situación del nuevo aeropuerto internacional se tomó después de años de trabajo y de discusiones, hasta que se ha considerado la zona de la localidad Canha, próxima a Pegöes, la más idónea. El Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil aconsejó hacerlo en un lugar donde se pueda mantener la mayor sostenibilidad posible del sistema de transporte, por los efectos ambientales, económicos y también de consumo de energía.

La única preocupación que se ha barajado a la hora de tomar una decisión sobre la situación del nuevo aeropuerto de Lisboa es la de un hipotético caos urbanístico en la zona elegida, pues lo que se pretende es que se lleve a cabo un desarrollo ordenado para mantener sus características rurales.

La zona elegida se encuentra en un antiguo campo de tiro ya en desuso por el Ejército portugués, con una superficie de 7.500 hectáreas junto a la población de Canha, que lindan también con los municipios portugueses de Montijo y Benavente.

El futuro aeropuerto internacional de Lisboa se prevé para una capacidad de 20 millones de pasajeros al año y que genere una riqueza de 331 millones de euros más que en la de Ota.

Respecto a Badajoz y Extremadura supone un importante ahorro en kilómetros, tiempo y coste de peaje respecto al actual, que no se sabe si se cerrará, pues al quedar constreñido por el crecimiento de la ciudad no se puede ampliar, o si se mantendrá para vuelos nacionales. El diario Público informaba el pasado día 14 que la Asociación Profesional de los Urbanistas Portugueses defiende que a los terrenos ocupados por el aeropuerto de Portela se les dé una utilización pública, con el objetivo de impedir la especulación inmobiliaria en esa zona de la capital portuguesa.

La decisión de la ubicación del aeropuerto luso coincide con el inicio de la ampliación del aeropuerto de Badajoz y la inminente decisión sobre la ubicación del aeropuerto internacional de Cáceres. Además, están los proyectos de la Plataforma Logística y la estación internacional del AVE, en Caya, por lo que supondrá un elemento más de desarrollo tanto para Portugal como para el suroeste español.

Según el LNEC, se debe construir un tercer puente sobre el Tajo, pero solo ferroviario, y vigilar los accesos del norte al puente Vasco de Gama. También recomienda salvaguardar el aspecto ambiental mediante una gran reserva integral.