La muerte ayer de los dos militares del contingente español desplegado en Afganistán en el marco de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) eleva a 132 el número de bajas del Ejército español en operaciones de mantenimiento de la paz en el exterior. De estas, un total de 84 se han producido en el país asiático. Pero pese a esta elevada cifra, se da la circunstancia de que solo cuatro de estas muertes han sido en actos de guerra, lo que convierte a España en el país con mayor porcentaje de muertes por accidente de los países de la OTAN que participan en la ISAF.

Las tropas españolas se desplegaron en Afganistán en enero del 2002, si bien no sufrieron ataques directos hasta cuatro años más tarde. Desde entonces, el Ejército español ha sufrido cuatro bajas por acciones de los talibán, todas ellas a causa de las minas anticarro. Así, además de las dos bajas sufridas ayer, el primero de los caídos fue el soldado paracaidista Jorge Arnaldo Hernández Seminario, de 26 años y origen peruano, que murió al ser alcanzado su BMR por la explosión de una mina anticarro el 8 de julio del 2006. Idoia Rodríguez Buján fue, el 21 de febrero de este año, la segunda baja militar en el país asiático, y también la primera mujer caída en una zona de guerra.

Sin embargo, de las 84 muertes de militares registradas en Afganistán, 80 (un 95%) se han producido por accidentes. Se incluyen en este número las 62 víctimas del accidente del avión Yakolev-42, ocurrido el 26 de mayo del 2003; y los 17 militares que murieron el 16 de agosto del 2005 en Herat al estrellarse el helicóptero Cougar en el que viajaban.

La última baja por accidente en Afganistán fue la del sargento de Infantería del Ejército de Tierra Juan Antonio Abril Sánchez, que murió el pasado 26 de mayo al volcar su vehículo todoterreno mientras realizaba una patrulla de reconocimiento.