El día siguiente de hacer historia con una participación récord del 66% y llevar a miles de personas a la calle a lo largo de EEUU para celebrar la elección por primera vez de un negro como presidente, Barack Obama se dio el pequeño placer de desayunar con sus hijas en casa.

Pero este paréntesis de descanso es engañoso. Consciente de que apenas tiene 76 días para confeccionar el equipo con el que lidiar con dos guerras y una grave crisis económica, Obama empezó a tomar decisiones y ofreció el cargo de jefe de Gabinete al congresista por Illinois Rahm Emmanuel, exasesor de Bill Clinton y considerado por los republicanos como una figura partidista. Oficialmente, Emmanuel pidió tiempo para dar una respuesta sobre el cargo, vital en el proceso de transición.

Hoy, Obama recibirá su primera sesión informativa sobre asuntos de espionaje, idéntica a la que se ofrece cada día al presidente. Y es que, más allá de que la economía haya centrado la campaña electoral y sea uno de los motivos de la victoria de Obama, EEUU afronta el primer relevo de la Casa Blanca en tiempos de guerra desde 1968.

Las personas que formarán el equipo que se coordinará con la Administración de Bush fueron anunciadas ayer, la oficina que la Casa Blanca asigna al presidente electo --casi 10.000 metros cuadrados en el centro de Washington-- ya funciona y Bush ha ofrecido al que será su sucesor plena cooperación y la promesa de mantenerle informado de las decisiones que tome a partir de ahora.

En este contexto es inevitable que las quinielas sobre quién formará el equipo de Obama corran ya por Washington. Obviamente, dada la crisis económica y la cumbre del G- 20 en la capital, el próximo día 15, el secretario del Tesoro es uno de los cargos más importantes. La lista incluye nombres como el de Timothy Geithner, presidente de la Reserva Federal (Fed) en Nueva York; Larry Summers, que ya fue secretario del Tesoro con Clinton, y John Corzine, actual gobernador de Nueva Jersey.

LA ECONOMIA, PRIORITARIA La economía, de hecho, es una prioridad en este proceso de transición. La cadena ABC informaba ayer de que Obama planea crear un comité de emergencia con pesos pesados como el expresidente de la Fed Paul Volcker y otro exsecretario del Tesoro, Bob Rubin. También se cita al millonario Warren Buffet. Obama sabe que los titubeos de Clinton en su periodo de transición lastraron el inicio de su presidencia, y no está dispuesto a cometer el mismo error. Por eso ayer tampoco se descartaba que Obama anuncie pronto medidas económicas a aplicar en cuanto jure el cargo en enero, en coordinación con el nuevo Congreso en manos demócratas.

En su discurso de la victoria en Chicago la noche del martes Obama prometió un "nuevo amanecer de liderazgo estadounidense" y unir y no dividir la sociedad. En términos políticos esto significa que otros dos nombramientos claves prioritarios son el secretario de Defensa y el de Estado. Y que en su Administración es necesario que haya alguna figura republicana.

EL PEAJE POR EMMANUEL Por otra parte, debe compensar pronto el hecho de que la oferta a Emmanuel le acarreará a buen seguro críticas de los conservadores con buena memoria de los años 90.

Para liderar el Pentágono, cada vez suena con más fuerza la continuidad del actual secretario de Defensa, Robert Gates, cuya gestión tras la era de Donald Rumsfeld es en general elogiada. La lista de jefe de la diplomacia incluye a John Kerry, al gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, y a otro republicano, el senador Dick Lugar, que ya ha trabajado con Obama en asuntos internacionales en la Cámara alta. Y en segundo plano, en una situación difícil por su pasado reciente pero muy valorado por Obama, está Colin Powell, que en una entrevista confesó ayer que lloró de emoción cuando se produjo la elección de Obama por su trascendencia histórica.

DOBLE FILO Pocos desayunos más con sus hijas tendrá probablemente Obama en los próximos días. El firme mandato en las urnas es un arma de doble filo por las altas expectativas generadas, y el presidente electo afronta de inmediato el reto de no defraudar las ansias de cambio del país. Lo más difícil para él y EEUU empieza ahora.