"Más vale trabajar sin hacer ruido, que hacer ruido sin trabajar". Ese es el espíritu que han seguido las negociaciones sobre la posible inclusión de Guadalupe y el resto de los pueblos extremeños que forman parte de la Archidiócesis de Toledo a Extremadura, según el secretario de la provincia eclesiástica Mérida-Badajoz, Sebastián González.

Dicha provincia aglutina las tres diócesis extremeñas --Mérida-Badajoz (archidiócesis), Coria-Cáceres y Plasencia-- y sería la receptora de los tres arciprestazgos (Guadalupe, Herrera del Duque y Puebla de Alcocer) que actualmente dependen de Toledo, en el caso de que esta división se rectificara por parte de la Santa Sede. Así estuvo ya a punto de ocurrir en 1993, cuando se creó la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz y se intentó que sus límites coincidieran con los de las dos provincias civiles, si bien finalmente no se logró.

Para que aquello ocurriera, explica González, los prelados extremeños enviaron una solicitud a la Comisión de Límites Provinciales, incluida en la Conferencia Episcopal y que emitió su voto --en el que no se oponía a la petición formulada desde Extremadura-- a la Congregación de Obispos de la Santa Sede. Aunque aquel intento de 1993 y otro posterior, del que el secretario de la provincia extremeña no especifica la fecha, se frustraron, González asegura que el expediente "se mantiene abierto" y los obispos extremeños continúan trabajando en ese sentido "sin hacer ruido".