Más de tres décadas después de la puesta en marcha del actual trasvase Tajo-Segura y mientras la Junta de Extremadura exige nuevas compensaciones para aceptar una toma desde el embalse de Valdecañas hacia Levante, todavía quedan en la región proyectos inacabados y paralizados con los que, primero la dictadura franquista y después los distintos gobiernos democráticos, pretendían reparar y recompensar a la región por los cerca de 600 hectómetros cúbicos de agua que cada año deja de recibir del río porque se desvían en Guadalajara para llevarlos y dar suministro a Murcia y la Comunidad Valenciana.

El presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, viene insistiendo en los últimos meses en que su Administración dará el visto bueno a un eventual trasvase desde Valdecañas siempre que se cumplan una serie de exigencias. Entre ellas, además de garatías de abastecimiento para la región, aparece la mejora de los regadíos de la provincia de Cáceres, con la construcción de las presas de Monteagudo --en la provincia de Toledo--, la de La Garganta --Cáceres-- y la de Arenas de San Pedro, así como el recrecimiento del embalse de Rosarito --en la provincia de Avila-- y un minitrasvase desde el río Tiétar a la represa de Navalcán --Toledo--. "Hay que plantear que se cumplan los compromisos que existen con Extremadura", sostiene el presidente. Sin embargo, de la decena de compensaciones a la comunidad autónoma previstas en el actual trasvase, aún queda una que nunca se ha llegado a completar. Se trata de la conversión en regadíos de miles de hectáreas de dehesa entre los municipios de Cachorrilla, Pescueza, Portaje, Portezuelo, Torrejoncillo y Pedroso de Acim, un entorno conocido como Ribera de Fresnedosa.

LO PROYECTADO La ley de aprovechamiento del Tajo-Segura aprobada por el gobierno de Franco recogía una serie de medidas compensatorias a lo largo del cauce del río, como la construcción de depuradoras, la sustitución de secanos por regadíos o la dotación de embalses en la cabecera del Tajo para garantizar un caudal excedentario. En Extremadura, se contempló establecer como tierra de riego las riberas del Alagón y crear una depuradora en Cáceres. Pero además, condicionado a "estudios de viabilidad", se dio el visto bueno a la introducción del regadío en el Ambroz, Jerte, Almonte y Salor, Valdecañas, vegas del Tiétar, Torrejoncillo y Portaje-Ribera de Fresnedosa. Este último ha sido el único que no se ha ejecutado, aunque se construyó el embalse y el camino de acceso, se instalaron las tuberías, canalizaciones y acequias, se levantó la torre de elevación y se colocaron los motores de bombeo.

"Este proyecto no estaba bien estudiado y, cuando se dieron cuenta de que era inviable, fue tarde. Habían invertido mucho dinero y habían puesto casi toda la infraestructura", explica Santiago Hernández, decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Extremadura.

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