"Ciriaco me llamo. Y de apellido, Martín. Me he qedado sin mis olivos de La Muela. Y sin cerezos. Ha sido una desgracia. También he perdido una docena de pinos. En cuanto llegó el fuego salimos pitando. Mi mujer tiene muchos nervios. Algunos no querían irse, pero les dijeron que tenían que marcharse de donde estaban por las buenas o por las malas.

Ahora estoy preparando los olivos que me quedan, pero el año que viene recogeré 300 kilos menos de aceituna. Cerezos he perdido menos, media docena más o menos, pero es lo que he ido reuniendo toda la vida. Me salva el que estoy ya retirado. Ha sido una desgracia".