En medio de un clima de recrudecimiento de la violencia, Lajdar Brahimi, el jefe de la delegación de la ONU que intenta buscar fórmulas adecuadas para la transición de Irak, apoyó ayer la celebración de elecciones pero evitó cuidadosamente pronunciarse sobre cuándo deberían tener lugar los comicios que es lo que, en definitiva, el equipo que encabeza debe dilucidar. Brahimi expresó esta postura tras celebrar la que posiblemente sea la entrevista más crucial de su visita: la que mantuvo en Nayaf con el máximo líder espiritual shií, el ayatolá Ali al Sistani.

Tras el encuentro, en lo que pareció un gesto de consideración hacia el venerable clérigo, Brahimi dijo en público que apoyaba "al cien por cien" la petición de Sistani de que se celebren elecciones en Irak. Pero como si quisiera contraponer la balanza y buscar un compromiso entre los iraquís y Estados Unidos, el propio Brahimi añadió: "Las elecciones deben estar bien preparadas y celebrarse en las mejores condiciones posibles".

EL 30 DE JUNIO Sistani insiste en que las elecciones se celebren antes del traspaso de poderes a los iraquís por parte de la coalición ocupante, previsto para el 30 de junio. Pero de forma sibilina, Brahimi dio a entender que los comicios no podrán tener lugar antes del verano.

Mientras, la violencia sigue. El jefe del Mando Central de las Fuerzas de EEUU (Centcom), el general John Abizaid, escapó ayer ileso de una emboscada tendida por la resistencia en la localidad de Faluya, uno de los feudos de los insurgentes iraquís.

LOS DISPAROS Los guerrilleros dispararon con tres lanzagranadas antitanque contra el convoy en el que viajaba el militar estadounidense, que iba a visitar un cuartel del nuevo Cuerpo de Defensa Civil Iraquí (ICDC), según informó en Bagdad el general Mark Kimmitt, jefe de operaciones y portavoz militar norteamericano en la zona.

Los guerrilleros dispararon los lanzagranadas "desde los tejados de edificios próximos", mientras que un grupo parapetado en una mezquita abría fuego con fusiles automáticos. Según Kimmit, tanto las fuerzas de EEUU como las iraquís repelieron el ataque. Los soldados del ICDC registraron después la mezquita pero no encontraron nada.

El portavoz militar aseguró que en la refriega no se produjeron víctimas de soldados ni civiles. Sin embargo, Omar al Dulaimiun, un oficial de policía iraquí, aseguró que dos iraquís que circulaban en coche murieron por los disparos de los soldados de Estados Unidos.