"No entramos en esos temas". Esa era ayer la respuesta de las casas y hogares extremeños en Euskadi, desde los que preferían no pronunciarse sobre aspectos puntuales que consideran "muy delicados", como el plan Ibarretxe . Y no es que los extremeños que residen en el País Vasco no tengan formada una opinión sobre el proyecto del lendakari, es el temor y el respeto lo que les hace no expresar libremente lo que piensan. Por lo menos eso es lo que se desprende de sus palabras.

"Preferimos no tocar ese tema. Dentro de las casas extremeñas cada uno tiene su propia ideología... es que esto es muy delicado, nosotros funcionamos así y nos respetamos, respetamos todas las opiniones y un hogar no puede hablar por boca de todos sus miembros". Quien habla así es la presidenta del Hogar Extremeño de Astrabudia, María del Mar Corchero. Pero no es la única. Todos los razonamientos son similares.

"No entramos en eso, nos consideramos apolíticos. Cada uno tiene su opinión y se respeta", sostiene Teresa Berrocal, presidenta del Centro Extremeño de Galdako, quien asegura que muchas veces se ha intentado desde la federación de hogares extremeños en Euskadi realizar un pronunciamiento sobre algún tema en concreto, "pero casi todos nos hemos negado porque con ello se evita que estos centros se politicen".

"Yo tengo mi opinión, pero no te la puedo dar, ¿cómo sé quién eres y de dónde llamas y a quién conoces aquí?", pregunta el presidente de un hogar, que asegura estar dispuesto a decir lo que piensa de forma anónima. Pero minutos después se arrepiente y su respuesta termina siendo la misma que dan los demás.