"Todo lo que sea apoyo y ayuda a las familias, a los alumnos, lo vemos positivo. Pero hay cosas en este caso que despiertan nuestras dudas". Son palabras de Rafael Ramos, vicepresidente de la delegación extremeña de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa). En líneas generales, los colectivos de padres respaldan la propuesta, aunque no ocultan sus críticas a la forma y el contenido del plan.

Ramos ha sido profesor durante décadas y ahora es representante de esta parte de la comunidad educativa. Aplaude que la Consejería de Educación esté trabajando para encontrar soluciones al problema del fracaso escolar. "Como medida provisional para mitigar la situación está bien", afirma, aunque enseguida manifiesta sus puntos de desacuerdo: "Nosotros siempre hemos apostado porque todas las propuestas se discutan y se saquen adelante con el apoyo de todos, con consenso. Pero en esta ocasión no nos parece bien que la Administración haya actuado unilateralmente, sin informarnos, y creemos que es una medida oportunista".

Más condescendiente se muestra Rafael Delgado, presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Centros Públicos (Freapa-CP). Bajo su punto de vista, con estas clases "se palía o mejora" la decisión de realizar los exámenes de la convocatoria extraordinaria --recuperaciones-- en junio, una decisión que no compartían. "Nosotros defendemos que sea en julio". Eso sí, Delgado, que también es docente, pone condiciones o requisitos: "Es necesario que cada centro haga una evaluación individualizada de cómo se aplica esta medida, de lo contrario puede resultar insuficiente".

Uno de las grandes preocupaciones de ambas organizaciones es cómo se va a implantar el sistema. "Si es voluntariamente, ¿el profesor que acepte se convertirá en bueno y los otros en malos?", se pregunta Ramos, que está convencido de que si los docentes están en desacuerdo con la medida, ésta fracasará: "Si hay una pata de la silla que falla, el sistema no funciona".